martes, 24 de diciembre de 2019

SACRIFICIO DE LOS AFECTOS FAMILIARES

Un nuevo ejemplo de su desapego resalta de su conducta cuando sacaban alguna fotografía de un grupo de Comunidad.        
Estando encargada yo de preparar el aparato, cuando era llegado el momento de colocarme no hallaba lugar disponible entre las novicias, por haberse ya éstas reunido en torno de nuestra Maestra de manera que pudiesen estar lo más cerca posible de ella. 
Mi querida Hermanita las dejaba hacer, no sin lamentar, sin embargo, alguna vez, el que no tuviesen la delicadeza de proporcionarnos la dicha de estar la una cerca de la otra. 
Me confesó que esto le había hecho sufrir.        
Una vez, no obstante, alteró este modo habitual de comportarse: fue en el grupo del lavado: 

LA COMUNIDAD DE LISIEUX A LA HORA DEL LAVADO


LAS DOS MONJAS DEL CENTRO SON TERESITA A LA IZQUIERDA,
Y CELINA A LA DERECHA

En aquella ocasión ella rogó a Sor Marta de Jesús que se alejase un poco para dejarme sitio.        
En verdad, no hubiera sido posible encontrar un corazón más afectuoso que el suyo, pero sólo en la intimidad nos testimoniaba a nosotras, sus hermanas, toda su ternura.        
Habiendo leído que ciertos Santos se alejaban de sus parientes por deseo de perfección o modificaban sus relaciones para con ellos, ella nos decía «que estaba muy gozosa de que hubiera muchas moradas (Juan 14, 2) en la casa de Dios», añadiendo que «la suya no sería la de los grandes santos, sino la de los pequeños, los cuales aman mucho a su familia».


 Fuente: Consejos y recuerdos (Recogidos por Sor Genoveva de la Santa Faz, Celina)
   

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