La estatua de la Santísima Virgen que se había animado para sonreírle en su milagrosa curación era su consuelo.
Cuando a mi entrada en el Carmelo se llevó allí dicha estatua, Sor Teresa del Niño Jesús se llegó a la puerta conventual para recibirla, y tomándola con un movimiento rápido, y estrechándola con amor, la llevó con la misma facilidad con que se levanta una pluma, aunque era muy pesada.
Las Hermanas que estaban presentes quedaron sorprendidas y edificadas.
LA VIRGEN DE LA SONRISA EN EL CARMELO DE LISIEUX |
Muchas veces, desde entonces, la vi arrodillarse a sus pies y rezarle con gran fervor. Durante su última enfermedad la colocaron delante de su lecho.
Sus miradas estaban vueltas constantemente hacia ella.
Teresa gustaba de distribuir medallas de la Santísima Virgen, no dudando de su eficacia. En el mundo las había prendido sobre el pecho de dos niñitas pobres que ella instruía, y había persuadido a una asistenta, mujer incrédula, a llevar la que ella le ofrecía. En su primera Comunión prometió rezar todos los días un «Memorare», y lo cumplió fielmente durante toda su vida. Más tarde, rezaba todos los días el rosario; en el mundo no dejaba nunca de hacerlo.
Pero estas prácticas exteriores no eran más que un pálido reflejo de su intimidad con su Madre querida, a quien ella llamaba: Mamá.
Juzgaba que todas las conversiones debían ser obtenidas por la invocación de María, y encomendaba a la Santísima Virgen todas sus intenciones. Una tarde, a las tres, noté que estaba rezando, y le pregunté qué decía: «Rezo un Avemaría para ofrecer mi trabajo a la Santísima Virgen. He cogido la costumbre de hacerlo así cada vez que me pongo a trabajar».
Nos hacía poner el rosario alrededor del cuello durante la noche.
Nuestra queridita Maestra estaba ya muy enferma cuando compuso su cántico: «Por qué te amo, ¡oh María!».
Puso en él todo su corazón. Todavía me parece oírle decir «que quería antes de morir expresar en una poesía, todo lo que ella pensaba sobre la santísima Virgen».
Fuente: Consejos y recuerdos (Recogidos por Sor Genoveva de la Santa Faz, Celina)
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