lunes, 9 de diciembre de 2019

GENEROSIDAD (AMOR DE DIOS)


Una vez, le hacía observar (a Teresita) que Dios me pedía a mí más que a las otras, que tal o cual Hermana se permitía algo de lo que yo me privaba. Tuve esta respuesta: 
«Yo, por mi parte, estoy siempre contenta de lo que Dios me pide; no me preocupo de lo que pide a las otras, y no creo tener más mérito porque Él me pida más. Lo que me gusta, lo que yo escogería -si fuese posible- es precisamente lo que Dios quiere de mí. Hallo siempre bella mi suerte... Aun en el caso de que las otras tuviesen más mérito dando menos, yo preferiría tener menos mérito dando más, porque así cumpliría la voluntad de Dios.        
Y al decirle que era gran dicha la suya al poder irse con Dios: «No es, en absoluto, por gozar por lo que deseo ir con Él. El sufrimiento me atrae demasiado para que yo prefiera el cielo. Sólo la certeza de cumplir la voluntad divina me hace desear la muerte; preferiría vivir, y sufrir el martirio. 

Aunque afligida por la persecución de que eran objeto las Comunidades religiosas, su mirada se animaba con una viva llama al pensamiento de que pudiéramos, tal vez, derramar nuestra sangre. Tenía entonces palabras vehementísimas, que traducían el fuego de amor en que se abrasaba su corazón.        

Durante su última enfermedad la oí exclamar: «¡Cuando pienso que muero en una cama! ¡Hubiera querido morir en la palestra!».  



Fuente: Consejos y recuerdos (Recogidos por Sor Genoveva de la Santa Faz, Celina)

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