lunes, 3 de febrero de 2020

FRASES Y PENSAMIENTOS DE SANTA TERESITA SOBRE LA CONFIANZA Y EL ABANDONO EN DIOS



¡Dios mío, qué bueno eres con la pequeña víctima de tu Amor misericordioso! Ni siquiera ahora que añades el sufrimiento exterior a las pruebas de mi alma puedo decir: «Me cercaban olas mortales», sino que exclamo agradecida: «Aunque camine por las cañadas oscuras de la muerte, nada temo, porque tú, Señor, vas conmigo». 

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¡Nos hace tanto bien reconocer que sólo Él es perfecto, que sólo Él debe bastarnos cuando quita la rama que sostiene al pajarillo! ¡El pájaro tiene alas, está hecho para volar!  

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¡Se siente una paz tan grande al saberse uno tan absolutamente pobre y al no contar más que con Dios! 

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Pensé que en toda mi vida nunca había podido pagar una sola de mis deudas para con Dios, pero que, si quería, esto podía ser para mí una verdadera riqueza y una fuerza. Y entonces hice esta oración: Dios mío, te suplico que pagues tú la deuda que tengo contraída con las almas del purgatorio; pero hazlo a lo Dios, para que de ese modo sea infinitamente mejor que si yo hubiese rezado mis oficios de difuntos.

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No puedo apoyarme en nada, en ninguna de mis obras, para tener confianza en Dios.


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Siempre me ha gustado lo que Dios me daba. Hasta el punto de que, si me hubiese dado a escoger, yo habría escogido precisamente aquello, incluso las cosas que me parecían menos buenas y menos bonitas que las que tenían las demás. 

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La santidad no consiste en tal o cual práctica. Consiste en una disposición del corazón que nos vuelve humildes y pequeños en los brazos de Dios, conscientes de nuestra debilidad y confiados hasta la audacia en su bondad de Padre.

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... Estoy totalmente entregada a la voluntad de Dios, esperaré todo lo que él quiera. 

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Se ahogaba, y yo le manifestaba mi compasión y mi tristeza. 
-¡Vamos, no sufras! Si me ahogo, Dios me dará fuerzas. ¡Lo amo! El nunca me abandonará. 


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. «In te, Domine, speravi» (En Ti espero, Dios mío) En los días de nuestras grandes pruebas, ¡cómo me gustaba recitar este versículo en el coro!  

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Me habían obligado a pedir la curación de papá el día de mi profesión; pero no logré decir más que esto: Dios mío, por favor, que sea tu voluntad que papá se cure. 

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Los que corremos por el camino del amor creo que no debemos pensar en lo que pueda ocurrirnos de doloroso en el futuro, porque eso es faltar a la confianza y meternos a creadores.

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Le decía yo: «¡Ay, yo no tendré nada que dar a Dios a mi muerte: tengo las manos vacías! Y eso me entristece mucho. 
- Claro, tú no eres como «el bebé» (algunas veces Teresita se daba a sí misma este nombre), que sin embargo se encuentra también en esas mismas condiciones... Aunque yo hubiese realizado todas las obras de san Pablo, seguiría creyéndome un «siervo inútil»; y eso es precisamente lo que constituye mi alegría, pues, al no tener nada, lo recibiré todo de Dios.


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Dios me ha hecho siempre desear lo que quería darme.  

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Sor María del Sagrado Corazón le decía: 
«¡Vaya, se te cuida con mucho amor...!».
 
- Sí, así es... Y es una imagen del amor que Dios me tiene. Yo nunca le he dado más que amor, por eso él me devuelve amor; y esto todavía no ha terminado, pronto me devolverá mucho más...


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Le confiaba mis sentimientos de tristeza y desaliento después de una falta, Teresita contestaba:
-... Tú no haces como yo. Cuando yo cometo una falta que me pone triste, sé muy bien que esa tristeza es la consecuencia de mi debilidad. ¿Pero crees que me quedo en eso? ¡No! Corro a decirle a Dios: 

Dios mío, sé que he merecido este sentimiento de tristeza, pero déjame que te lo ofrezca igualmente como una prueba que me envías con amor. Lamento mi pecado, pero me alegro de poder ofrecerte este sufrimiento.  

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Desde niña, me encantaban estas palabras de Job: «Aunque Dios me matara, seguiría esperando en él» . Pero he tardado mucho tiempo en llegar a este grado de abandono. Ahora ya estoy en él; Dios me ha introducido en él, me ha instalado en él...  


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Acabo de ver sobre el muro un gorrioncillo que esperaba pacientemente, lanzando de vez en cuando un gritito de llamada, a que su padre viniera a buscarlo para darle de comer. Y he pensado que yo me parecía a él.  



Fuente: Obras Completas, santa Teresa de Lisieux

domingo, 2 de febrero de 2020

FRASES Y PENSAMIENTOS DE SANTA TERESITA SOBRE LA VIRGEN MARÍA



Que los sacerdotes nos presenten virtudes practicables. Está bien hablar de sus privilegios, pero sobre todo es necesario que podamos imitarla. María prefiere la imitación a la admiración, ¡y su vida fue tan sencilla! 


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¡¡¡María, si yo fuese la Reina del cielo y tú fueras Teresa, quisiera ser Teresa para que tu fueses la Reina del cielo...!!! 

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Yo nunca aconsejo nada a nadie sin haberme encomendado a la Virgen Santísima. Ella es la que hace que las palabras que digo tengan eficacia en los que las escuchan"

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"La Santísima Virgen me demuestra que nunca deja de protegerme. Enseguida que la invoco, tanto si me sobreviene una inquietud cualquiera, un apuro, inmediatamente recurro a ella, y siempre se hace cargo de mis intereses como la más tierna de las Madres."

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"Se sabe muy bien que la Santísima Virgen es la Reina del Cielo y de la Tierra, pero es más Madre que Reina."

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Uno de los últimos días de su vida, en un momento de grandes sufrimientos, me suplicó: 
 ¡Ay, hermanita Genoveva, reza por mí a la Santísima Virgen! Si tu estuvieses enferma, yo le rezaría mucho. Una misma no se atreve a pedir...». 
(«Una no se atreve a pedir por sí misma...», éste es el sentido.) 
Y suspiró de nuevo, dirigiéndose a mí: 
 «¡Cuánto hay que rezar por los agonizantes! Si se supiera...» 


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-Los angelitos se han divertido mucho gastándome pequeñas bromas. Se han dedicado a esconderme la luz que me señalaba mi cercano final. 

 ¿Han escondido también a la Santísima Virgen? 

- No, la Santísima Virgen nunca estará escondida para mi, pues la quiero demasiado


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Señalándome con gesto infantil la estampa de la Santísima Virgen amamantando a Niño Jesús : 
 

- ¡Esa leche sí que es buena! Habrá que decírselo al Sr. de Cornière. 





Fuente: Obras Completas, santa Teresa de Lisieux

sábado, 1 de febrero de 2020

FRASES Y PENSAMIENTOS DE SANTA TERESITA SOBRE LA LUCHA POR LA SANTIDAD



En 1897, las tinieblas se hacen más espesas. El 9 de junio, escribe: «Creo que he hecho más actos de fe de un año a esta parte que en toda mi vida. Cada vez que se presenta el combate (...), corro hacia Jesús y le digo que estoy dispuesta a derramar hasta la última gota de mi sangre por confesar que existe un cielo»


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Una cosa que nos atrae las luces y la ayuda de Dios para guiar y consolar a las almas es el no contar nuestras propias penas en busca de consuelo. Y es que, además, eso no es un verdadero consuelo: en vez de calmar, excita.



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Muchas almas dicen: No tengo fuerzas para realizar tal sacrificio. Pues que hagan lo que yo hice: un gran sacrificio. Dios nunca niega esta primera gracia que da el valor para actuar; después, el corazón se fortalece y vamos de victoria en victoria.  


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 Yo no soy un guerrero que haya combatido con armas de la tierra, sino con «la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios». Por eso, la enfermedad no ha podido derribarme, y ayer tarde, sin ir más lejos, me serví de mi espada con una novicia. Le dije: Moriré con las armas en la mano.


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Me han repetido tantas veces que soy valiente, y esto responde tan poco a la verdad, que me he dicho a mí misma: ¡Qué se va a hacer, no hay que dejar por mentiroso a todo el mundo! Y me he puesto, con la ayuda de la gracia, a trabajar por adquirir esa valentía. He hecho como el guerrero, que, al oírse felicitar por su bravura, sabiendo muy bien que no es más que un cobarde, acaba por sentir vergüenza de los elogios y quiere merecerlos.  

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¡... Ay, qué pocas son las religiosas perfectas!,  ¡Qué raras son las que lo hacen todo lo mejor posible! Y sin embargo, son las más felices. Por ejemplo, el silencio: ¡cuánto bien hace al alma, cuántas faltas de caridad evita y cuántos disgustos de toda clase! Hablo en especial del silencio porque es el punto en que más se falta! 


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No te aflijas por no sentir ningún consuelo en tus comuniones. Es una prueba que hay que soportar con amor. No pierdas ni una sola de las espinas que encuentres a diario: ¡con una sola de ellas puedes salvar un alma...!  

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En la vida del beato Enrique Suson me llamó la atención un pasaje referente a las penitencias corporales. Había hecho algunas espantosas, que arruinaron su salud, cuando se le apareció un ángel que le dijo que dejara de hacerlas, y añadió: «Hasta ahora sólo has combatido como simple soldado, hoy te voy a armar caballero». 
E hizo comprender al santo la superioridad del combate espiritual sobre las mortificaciones corporales. 
 

Pues bien, Madrecita, Dios no me ha querido a mí de simple soldado, yo he sido armada enseguida caballero, y partí para la guerra contra mí misma en el campo del espíritu por medio de la abnegación y de los pequeños sacrificios escondidos; y en este combate oscuro, en que la naturaleza no tiene parte alguna, he hallado la paz y la humildad.


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No he dejado de mirar a la Santa Faz... He rechazado muchas tentaciones... ¡Y he hecho muchos actos de fe...!  




Fuente: Obras Completas, santa Teresa de Lisieux

FRASES Y PENSAMIENTOS DE SANTA TERESITA SOBRE LA HUMILDAD





Yo ya no encuentro nada en los libros, a no ser en el Evangelio. Este libro me basta. Escucho con verdadera delicia estas palabras de Jesús que me dicen todo lo que tengo que hacer: «Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón»; y encuentro la paz, según su promesa: «... y encontraréis descanso para vuestras almas».  «... y encontraréis descanso para vuestras pequeñas almas...»  

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¡Qué feliz soy de estar para siempre prisionera en el Carmelo! No tengo ganas de ir a Lourdes para tener éxtasis, ¡prefiero «la monotonía del sacrificio»! ¡Qué dicha estar tan bien escondida que nadie piense en ti..., ser desconocida incluso de las personas que viven con nosotras...!  

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.. Estas palabras de Isaías. «¿Quién creyó nuestro anuncio?... Lo vimos sin belleza ni esplendor...» etc., han constituido todo el fondo de mi devoción a la Santa Faz, o, por mejor decirlo, el fondo de toda mi piedad. También yo deseaba estar sin belleza, pisar sola el vino en lagar, ignorada por todas las criaturas...  

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¡Cómo me gustaría ser humillada y maltratada para ver si poseo realmente la humildad del corazón...! Con todo, cuando en otras ocasiones me humillaban, me sentía muy feliz... Sí, me parece que soy humilde... Dios me enseña la verdad. Sé muy bien que todo viene de él.  

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La santidad no consiste en tal o cual práctica. Consiste en una disposición del corazón que nos vuelve humildes y pequeños en los brazos de Dios, conscientes de nuestra debilidad y confiados hasta la audacia en su bondad de Padre.

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Experimento una vivísima alegría no sólo cuando me consideran imperfecta las demás, sino sobre todo cuando yo misma me veo así. Esto supera a todos los elogios, que me desagradan. 

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Lo que de momento constituye nuestra humillación constituye luego nuestra gloria, incluso en esta vida. 

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Pide que tu hijita sea siempre un granito de arena muy oscuro, muy escondido a los ojos de todos, que sólo Jesús pueda verlo. Que se haga cada vez más pequeño, que se vea reducido a nada...  

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Le decíamos que podía sentirse muy dichosa de haber sido escogida por Dios para enseñar a las almas el camino de la confianza. Respondió: 
¡Qué importa que sea yo o que sea otra quien muestre este camino a las almas! Con tal que se enseñe, ¡qué importa el instrumento!  


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Tal vez mueras mañana (fiesta de la Virgen del Carmen) después de la comunión. 

- No, eso no encajaría en mi caminito. ¿Voy a salirme de él para morir? Morir de amor después de la comunión es algo demasiado hermoso para mí, las almas pequeñas no podrían imitar eso.  


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¡Sólo Jesús! Nada más que él. El grano de arena es tan pequeño, que si quisiese meter en su corazón a alguien que no sea Él, ya no habría sitio para Jesús... 

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¡Qué veneno de alabanzas he visto que servían a la madre priora! ¡Y qué desprendida y elevada sobre sí misma tiene que estar un alma para no salir de ello perjudicada! 
 

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Que no piensen que, si me curo, eso me va a desconcertar o desbaratar mis humildes planes. ¡En absoluto! La edad no es nada a los ojos de Dios, y yo me las arreglaré para seguir siendo una niña aunque viva mucho tiempo.

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... Pienso que hay que tener mucho cuidado con no buscarse una a sí misma, pues pronto quedaría herido el corazón y podría decirse con razón: «Los centinelas me quitaron el manto y me hirieron...; pero apenas los dejé, encontré al Amor de mi alma». 

Pienso que si el alma hubiese preguntado humildemente a los centinelas dónde estaba el Amor de su alma, ellos le habrían indicado dónde se encontraba; pero por haber querido atraer su admiración, cayó en la turbación y perdió la sencillez del corazón.  


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¿He de tener miedo al demonio? Me parece que no, pues todo lo hago por obediencia.

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Celina, ¡qué privilegio ser desconocida en la tierra...! Los pensamientos de Dios no son nuestros pensamientos. Si lo fuesen, toda nuestra vida sólo sería un himno de gratitud...  



Fuente: Obras completas, santa Teresa de Lisieux