martes, 24 de diciembre de 2019

ABNEGACIÓN EN LAS VISITAS

En el locutorio escuchaba en silencio, no tomando la palabra más que cuando se le preguntaba. Su reserva era tal, que aun dentro de nuestra propia familia se la juzgaba insignificante, y se decía «que habiendo entrado demasiado joven en el convento, su instrucción había sido truncada, y que de ello se resentiría toda su vida».
        
LOCUTORIO EN EL CONVENTO DE LA ENCARNACIÓN
DONDE HABLABAN SANTA TERESA DE ÁVILA Y SAN JUAN DE LA CRUZ

«Cuando yo no sea ya de este mundo, nos dijo a nosotras, sus tres hermanas, cuidad de no vivir vida de familia, de no contaros nada de las visitas sin permiso, y ni aun de preguntar, a no ser que se trate de cosas útiles y no sólo divertidas».      

En cuanto al locutorio, buscaba siempre el modo de esquivarse de él cuando preveía que iba a encontrar gusto, mientras que, por el contrario, se quedaba sin hacerse de rogar cuando se trataba de sacrificarse. 




Fuente: Consejos y recuerdos (Recogidos por Sor Genoveva de la Santa Faz, Celina)

 

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