lunes, 23 de diciembre de 2019

ENSEÑANZA DE LAS PERAS Y CULTO POR EL SACERDOCIO (CARIDAD FRATERNA)


Enseñanza sacada de unas peritas sin apariencia
Paseándose por el jardín durante la recreación, me dijo, señalándome un árbol frutal: 
«Mirad esas peras tan feas en apariencia: son la imagen de las Hermanas que os disgustan. 
En otoño, cuando os den esos frutos despojados de todos los cuerpos extraños que los desfiguran ahora, los comeréis con gusto, sin sospechar siquiera que los habíais despreciado. De igual modo, en el último día quedaréis admirada al ver a vuestras Hermanas libres de todas sus imperfecciones, y os parecerán grandes santas».
 
Culto por el Sacerdocio
Lo que la atraía en el Carmelo era el sacrificio hecho en favor de la Iglesia, en favor de los sacerdotes...; quería que su vida estuviese consagrada a la santificación de los ministros del Señor. Decía que «rogar por los sacerdotes era hacer un negocio en gran escala, pues a través de la cabeza se llegaba a los miembros». 
Este deseo de la santificación de los sacerdotes y, por su medio, de la conversión de los pecadores fue verdaderamente el móvil de su vida. 
Nos enseñó en el noviciado una oración por ellos,
bastante larga, cuyo autor ignoraba.
Casi todas las cartas que me escribió cuando yo estaba en el mundo testimonian este rasgo, que nos era común.

Su espíritu de fe le inspiraba un gran respeto hacia los sacerdotes, a causa del sacerdocio de que están revestidos y del que es imposible tener una estima mayor de la que ella tenía. 
Expresó en diversas circunstancias, a lo largo de su vida, la pena que sentía de no poder ser sacerdote. 
Sintiéndose muy enferma, en junio de 1897, me dijo: «Dios me va a llevar consigo a una edad en la que no hubiera tenido tiempo de ser sacerdote si lo hubiera podido ser».        
El pensamiento de que Santa Bárbara había llevado la comunión a San Estanislao de Kotska la encantaba: 
«¿Por qué no un ángel, me decía, por qué no un sacerdote, sino una virgen? ¡Oh, qué maravillas veremos en el cielo! Estoy en la idea de que los que lo hayan deseado en la tierra gozarán allá arriba de los privilegios del sacerdocio» 


Fuente: Consejos y recuerdos (Recogidos por Sor Genoveva de la Santa Faz, Celina)


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