lunes, 23 de diciembre de 2019

JUZGAR FAVORABLEMENTE (CARIDAD FRATERNA)


Teresita me decía con frecuencia que se debe juzgar siempre a los otros con caridad, pues muchas veces lo que a nuestros ojos parece negligencia es heroísmo a los ojos de Dios. 
Una persona fatigada, que tiene jaqueca o sufre interiormente, hace más cumpliendo la mitad de su obligación, que otra sana de cuerpo y de espíritu que la cumple entera. 
Nuestro juicio debe ser, pues, en toda ocasión favorable al prójimo. 
Se ha de pensar siempre bien, se le ha de disculpar siempre. Y si no hay un motivo valedero, queda aún el recurso de pensar: 
«Tal o cual persona aparentemente obra mal, pero no se da cuenta de, ello, y si yo gozo de un razonamiento mejor, mayor motivo tengo para sentir compasión de ella y para humillarme por ser severa».        
Me hacía también observar que ordinariamente Dios permite que pasemos por las mismas debilidades que nos han disgustado en los otros: olvidos, negligencias involuntarias, fatigas...; entonces, es muy natural que excusemos las faltas en las que hemos caído.        

Instruida por un guía tan perspicaz yo misma vi por experiencia que las Hermanas a quienes había creído imperfectas no habían cometido falta. Una obra cumplida por obediencia, una acción más útil les había impedido, a los ojos de las demás, cumplir con su obligación, y llevaban en silencio esta humillación. 


Fuente: Consejos y recuerdos (Recogidos por Sor Genoveva de la Santa Faz, Celina)

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