sin luz y a oscuras viviendo,
toda me voy consumiendo».
Al mundo, ¡oh dicha suprema!,
yo le di un eterno adiós...
... Elevándome sobre él,
mi corazón ya no tiene
fuera de Dios otro arrimo.
Y voy a decir ahora
lo que, cerca de él, estimo:
es ver que mi corazón
y mi alma viven ya
con arrimo y sin arrimo.
Y aunque padezco sin luz
en este vivir de un día,
en la tierra, por lo menos,
poseo al Astro celeste
del Amor.
En el camino que sigo
los peligros no me faltan.
Pero por amor yo quiero
vivir sin luz y en destierro.
El amor, tengo experiencia,
el bien y el mal que halla
en mí lo aprovecha, ¡qué poder!,
y mi alma transforma en sí.
Y este fuego que arde en mí
penetra mi alma sin tregua.
Por eso, en su llama viva
toda me voy consumiendo
en el amor y de amor.
30 de abril de 1896.
Teresa del N. Jesús y de la S. Faz.
NOTAS
Fecha: 30 de abril de 1896. - Compuesta para: sor María de la Trinidad, para su profesión. - Publicación: HA 98, seis versos corregidos. - Melodía: ninguna indicación.
Nadie como María de la Trinidad ha hablado del amor de su maestra a su Padre san Juan de la Cruz, del cual Teresa traslada aquí, a veces literalmente, la Glosa a lo divino según la traducción de las carmelitas de París.
"Por amor yo quiero": he aquí su respuesta heroica ante las pruebas más fuertes. Ayer, en aquel gran dolor familiar («Querer todo lo que Jesús quiere, Cta 87); hoy, al entrar en la noche «sin luz y en las tinieblas»; pronto, enfrentada con la última agonía («Sí, Dios mío, todo lo que quieras», CA 30.9). Tal es la fuerza del Amor.
Semejante contexto confiere a este breve poema, por lo demás muy parecido a su modelo, un autenticidad y una intensidad realmente conmovedoras. Pero Teresa es la única que conoce por entonces su significado, pues vive su prueba «en silencio y esperanza».
Al entregárselo a su destinataria, el día de su profesión, únicamente le señala «el pensamiento que a ella más le gusta (...): que el amor sabe sacar provecho de todo: del bien y del mal que encuentra en nosotros» (estr. 3-4; cf Cta 142 y Ms A 83rº). Esta certeza es el potente motor de su carrera por el «caminito». Las faltas de una joven carmelita todavía débil, la prueba purificadora de una santa que camina hacia su final, todo puede ser asumido y superado por una confianza absoluta en el «Amor consumidor y transformante» (Cta 197, eco del último verso de san Juan de la Cruz).
Fuente: Obras completas, santa Teresa de Lisieux, poesías.
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