jueves, 20 de diciembre de 2018

TU ÁNGEL DE LA GUARDA TE CUBRE CON SUS ALAS, CARTA 161

 A Celina    J.M.J.T. 
Jesús + 26 de abril de 1894 

Querido liriecito de Jesús: 
Para cantar tus 25 años, te mando una pequeña poesía (1) que he compuesto pensando en ti... 


Celina, estoy segura de que comprenderás todo lo que mi canto quisiera decirte. Claro, que haría falta una lengua distinta de la lengua de la tierra para expresar la belleza del abandono de un alma en las manos de Jesús; mi corazón no ha logrado más que balbucir apenas lo que siente... 


Celina, la historia de Cecilia (la santa del ABANDONO) ¡es también tu propia historia! Jesús ha puesto ahí a tu lado a un ángel del cielo que te guarda siempre y que te lleva de la mano para que tu pie no tropiece en ninguna piedra. Tú no lo ves, y, sin embargo, es él quien desde hace 25 años ha preservado tu alma y quien le ha conservado su blancura virginal, es él quien aleja de ti las ocasiones de pecado... Fue él quien se te mostró en aquel sueño misterioso que te envió cuando eras niña: veías a un ángel que llevaba una antorcha y que caminaba delante de nuestro padre querido. Sin duda, quería darte a conocer la misión que más tarde ibas a cumplir. ¡Ahora eres tú el ángel visible de quien pronto irá a unirse a los ángeles de la ciudad celestial! 

Celina, no temas las tormentas de la tierra... Tu ángel de la guarda te cubre con sus alas, y en tu corazón reposa Jesús, pureza de las vírgenes. Tú no ves tus tesoros. Jesús duerme y el ángel permanece en su misterioso silencio. Sin embargo, están ahí, con María, que te esconde, también ella, bajo su manto...  


No temas, Celina querida. Mientras tu lira no deje de cantar para Jesús, nunca se romperá... Es frágil, sin duda alguna, más frágil que el cristal; si se la dejases a un músico inexperto, pronto se rompería; pero es Jesús quien hace vibrar la lira de tu corazón... El se goza de que sientas tu debilidad: es él quien imprime en tu alma los sentimientos de desconfianza en sí misma. 


Celina querida, dale gracias a Jesús. Él te colma de sus gracias de elección. Si eres siempre fiel en agradarle en las cosas pequeñas, él se verá OBLIGADO a ayudarte en las GRANDES... 


Los apóstoles, sin Nuestro Señor, trabajaron toda la noche y no cogieron ni un solo pez; pero su trabajo era grato a Jesús. Él quería demostrarles que sólo él puede darnos algo. Quería que los apóstoles se humillasen... «Muchachos -les dice-, ¿tenéis algo que comer?» «Señor -respondió san Pedro-, nos hemos pasado toda la noche bregando y no hemos cogido nada» Tal vez si hubiese cogido algunos pececillos, Jesús no hubiese hecho el milagro; pero no tenía nada; por eso Jesús le llenó enseguida la red, de suerte que casi se rompía. 

LA PESCA MILAGROSA

Así es Jesús, da como Dios, pero exige la humildad del corazón... 

El mundo entero es ante él como un granito de arena que apenas si hace inclinarse a la balanza, o como gota de rocío mañanero que cae sobre la tierra (Sb, cap. 11). 

(Celina querida, si logras leerme será un milagro, pero no tengo tiempo para volver a leer lo que he escrito...) 


El tiempo pasa como una sombra, pronto nos reuniremos allá arriba. ¿No dijo Jesús durante la Pasión: «Y pronto veréis al Hijo del hombre sentado a la diestra del Todopoderoso y que viene entre las nubes del cielo»...? 


¡Nosotras estaremos allí...! 

Teresa del Niño Jesús  


NOTAS 

1 Santa Cecilia, cf PN 3 y el fascículo Mes Armes (Cerf-DDB, 1975). 
 

 Fuente: Obras completas, santa Teresa de Lisieux, cartas.


 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario