Junio de 1897 (?)
J.M.J.T.
Querida hermanita, sí, lo he comprendido todo... Pido a Jesús que haga lucir sobre tu alma el sol de su gracia. No, no temas decirle que le amas, aun cuando no le sientas. Ese es el modo de obligar a Jesús a socorrerte y a que te lleve como a un niñito que es demasiado débil para caminar.
Es una prueba muy grande verlo todo negro. Pero eso no depende en absoluto de ti. Tú haz lo que puedas. Despega tu corazón de las preocupaciones de la tierra, y sobre todo de las criaturas; y luego ten la seguridad de que Jesús hará lo demás. El no permitirá que caigas en el temido lodazal... Consuélate, hermanita querida, que en el cielo ya no lo verás todo negro, sino todo blanco... Sí, todo estará revestido de la blancura divina de nuestro Esposo, el Lirio de los valles. Juntas le seguiremos adondequiera que vaya... Aprovechémonos del breve instante de la vida..., agrademos juntas a Jesús, salvémosle almas con nuestros sacrificios... Y sobre todo, seamos pequeñas, tan pequeñas que todo el mundo pueda pisarnos con sus pies, sin siquiera aparentar que lo notamos y que sufrimos por ello...
Hasta pronto, hermanita querida, me alegro de verte...
Fuente: Obras completas, santa Teresa de Lisieux, cartas.
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