SAN SEBASTIÁN |
¡Santos Inocentes <1>, que mi palma y mi corona se parezcan a las vuestras!
¡San Sebastián <2>, alcánzame tu amor y tu valor, para que yo pueda combatir como tú por la gloria de Dios...!
Glorioso soldado de Cristo <3>, tú que peleaste victoriosamente por la gloria del Dios de los ejércitos y que alcanzaste la palma y la corona del martirio, escucha mi secreto <4>:
«Como el angelical Tarsicio <5>, yo también llevo al Señor». No soy más que una niña, y sin embargo tengo que luchar continuamente para conservar el Tesoro inestimable que se esconde en mi alma...... Con frecuencia debo enrojecer con la sangre de mi corazón <6> la arena del combate...
SAN TARCISIO, MÁRTIR DE LA EUCARISTÍA |
NOTAS:
Doc.: autógrafo. - Fecha: finales de 1896-comienzos de 1897 (?). Compuesto para: sor Genoveva. - Publ.: NV 1927, pp. 213s e HA 53, pp. 258s.
Estampa con orla de encaje (11'9/8'2 cm) que representa a un soldado («San Sebastián») prestando auxilio a Tarsicio, y dos angelitos («los santos Inocentes») que presentan la palma y la corona. Arriba, se puede ver un copón con una hostia resplandeciente y estos dos versos en el grabado: «A este soldado valiente, cuyo corazón conoce, / dice el niño su secreto: 'Llevo al Señor'». Esta oración fue compuesta para sor Genoveva (tal vez para el primer aniversario de su profesión, el 24 de febrero de 1897).
<1> Sobre este tema, cf RP 2,2rº; RP 6,5rº y 9rº; Cta 182; P 28 (28/12/1896).
<2> Este santo tan popular es uno de los héroes de Fabiola, obra muy leída en los Buissonnets. A partir de 1893, la madre Inés comparaba a Celina con san Sebastián (a quien esta última tenía especial devoción). Teresa incluye a este guerrero en el cortejo de honor de la profesión de Celina (Cta 182). Ya en su lecho de muerte, el 20 de enero de 1959 (día de la fiesta del santo), sor Genoveva cantará una vez más: «¡Oh gran san Sebastián, a quien Dios no niega nada!».
<3> Cf P 31,5, compuesta en enero de 1897.
<4> Teresa retoma por su cuenta el texto impreso en el anverso de la estampa.
<5> Adolescente de la iglesia de Roma que murió mártir (hacia el 225) mientras llevaba la eucaristía en secreto a los cristianos presos: al tropezar con unos paganos, se negó a entregársela y fue asesinado.
<6> Cf P36,23. En la estampa Teresa pintó más sangre de la que había en el modelo. Toda esa frase tiene un alcance autobiográfico: también Teresa lucha «hasta la sangre» contra la tentación; cf Or 19.
Fuente: Obras completas, santa Teresa de Lisieux, oraciones.
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