Jesús + 17 de julio de 1897
HERMANAS DE TERESITA, DE IZQUIERDA A DERECHA:
Celina, María, Paulina y Leonia
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Me siento feliz de poder conversar contigo una vez más. Hace unos días no pensaba volver a tener ya este consuelo en la tierra, pero parece que Dios quiere prolongar un poco más mi destierro.
No me aflijo por ello, pues no quisiera entrar en el cielo ni un minuto antes por mi propia voluntad. La única felicidad que hay en la tierra es esforzarnos por encontrar siempre deliciosa la porción que Jesús nos ofrece, y la tuya es muy bella, querida hermanita: si quieres ser santa, a ti te resultará muy fácil, pues en lo hondo de tu corazón el mundo no es nada para ti.
Tú puedes, por tanto, igual que nosotras, ocuparte de «la única cosa necesaria", es decir, que, aun entregándote con entusiasmo a las obras exteriores, tu único objetivo sea: agradar a Jesús y unirte más íntimamente a él.
Quieres que en el cielo ruegue por ti al Sagrado Corazón. Puedes estar segura de que no me olvidaré de darle tus encargos y de pedirle encarecidamente todo lo que necesites para llegar a ser una gran santa.
Hasta Dios, hermana querida. Yo quisiera que el pensamiento de mi entrada en el cielo te llenase de alegría, ya que allí podré amarte todavía más.
Tu hermanita,
T. del Niño Jesús
Ya te escribiré más despacio otra vez, ahora no puedo, pues el bebé (ella misma) necesita irse a dormir.
Fuente: Obras completas, santa Teresa de Lisieux, cartas.
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