viernes, 16 de noviembre de 2018

CARTA DE SANTA TERESITA A SU HERMANA PAULINA, (MADRE INÉS DE JESÚS) AL SER ELEGIDA PRIORA, CARTA 140

MADRE INÉS DE JESÚS (PAULINA)

A la madre Inés de Jesús      J.M.J.T. 
Jesús + 20 de febrero de 1893 
Madre querida: 

¡Qué dulce es para mí poder darte ese nombre...! Hace ya mucho tiempo que tú eres mi madre. Pero ese dulce nombre sólo en el secreto de mi corazón se lo daba yo a quien era a la vez mi ángel de la guarda y mi hermana. Hoy, Dios te ha consagrado... Hoy tú eres verdaderamente mi Madre y lo serás ya por toda la eternidad... 
 

¡Sí, qué hermoso es este día para tu hija...! 
El velo que Jesús ha echado sobre este día (1) lo hace más luminoso aún a mis ojos: el sello de su Faz adorable ha quedado impreso en ti, el perfume del ramillete misterioso (2) se ha derramado sobre ti. Y, sin duda, siempre será así: «Aquel cuyo rostro estaba escondido», Aquel que aún sigue escondido en una pequeña hostia blanca y que no se comunica a las almas sino velado, echará sobre la vida entera del apóstol amado de su Faz divina un velo misterioso que sólo Él podrá atravesar... 

Sí, el espíritu de la madre Genoveva reside plenamente en ti (3), y su palabra profética se ha hecho realidad (4). A los treinta años, comenzaste tu vida pública, ¿no fuiste tú quien proporcionó a todos los Carmelos y a tantas otras almas piadosas el consuelo de conocer los detalles emocionantes y poéticos de la vida de nuestra santa...? Pero ya entonces Jesús había posado sobre mi Madre querida su mirada velada, y no permitió que fuese conocida (5), «¡porque su rostro estaba escondido...!» 

Si este día es ya tan bello en la tierra, ¿qué no será en el cielo? Me parece estar viendo a nuestra santa mamaíta mirando feliz a su Paulina, la que ella más amaba, su preferida (6); ahora la ve convertida también ella en Madre, Madre de muchas vírgenes, entre las cuales se encuentran sus hermanas. ¡Qué gran misterio...!  


Ahora vas a poder penetrar en el santuario de las almas, vas a poder derramar sobre ellas los tesoros de gracias de que te ha colmado Jesús. Ciertamente sufrirás... Los vasos serán demasiado pequeños para contener el perfume precioso que querrás verter en ellos; pero el propio Jesús no tiene sino muy pobres instrumentos musicales para interpretar su melodía de amor, y, sin embargo, él sabe servirse de todos los que se le presentan. ¡Tú has de ser como Jesús...! 

Hermanita, Madre querida, mi corazón, el corazón de tu hija, es una lira muy pequeñita: cuando estés cansada de hacer vibrar las arpas, podrás venir a tomar tu pequeña lira y, apenas la pulses, ella producirá los sonidos que tú deseas... Al simple contacto de tus dedos consagrados, ella COMPRENDERÁ, y su débil melodía se mezclará con el canto de tu corazón...  

PAULINA ANTES DE ENTRAR AL CARMELO

¡Madre querida, qué de cosas quisiera decirte...! Pero no, tú ya lo sabes todo... Un día, cuando las sombras hayan pasado, descansaré sobre tu corazón y repetiré este dulce nombre: Madre. 

 


NOTAS 


1 Ese velo son, en primer lugar, las lágrimas de la nueva priora, debidas a su emotividad; y quizás también a ciertas circunstancias de su elección. 

2 Alusión a la oración simbólica a la Santa Faz, compuesta por sor Inés de Jesús en 1890. 

3 Teresa evoca aquí la exhortación del canónigo Delatroëtte a la nueva priora, ante toda la comunidad, enseguida después de la elección. Cf Escritos Varios. 

4 No hemos podido hallar ningún texto escrito referente a esta «profecía». 

5 Teresa hace alusión a la circular sobre la madre Genoveva (+1891), firmada por la priora, madre María de Gonzaga, pero escrita en realidad por la madre Inés de Jesús. 

6 La señora de Martin tenía una predilección especial por su hija Paulina, mientras que María era la preferida de su padre. 


 Fuente: Obras completas, santa Teresa de Lisieux, cartas.


 

 

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