lunes, 5 de noviembre de 2018

A MIS HERMANITOS DEL CIELO


IMAGEN QUE REPRESENTA A TERESITA EN EL CIELO 
CON SUS PADRES Y SUS  HERMANITOS QUE MURIERON 
A EDADES MUY TEMPRANAS
«El que sea pequeñito que venga a mí» (Proverbios)

Venturosos pequeñines, ¡con qué amor, 
con qué ternura, en otro tiempo Jesús, 
el Rey del cielo, os bendijo, y de caricias 
y besos vuestras frentes jubilosas él colmó! 
De todos los inocentes erais vosotros figura, 
y adivino las riquezas y los gozos que en el cielo, sin medida, a manos llenas, os dará vuestro Jesús, Rey de reyes.

Contemplasteis los encantos y las bellezas del cielo, inmensas e innumerables, antes de haber conocido las tristezas y amarguras 
del destierro, ¡lirios blancos pequeñitos! 
¡Oh capullos perfumados, en la virgen luz 
del alba <1> cortados por el Señor...! 
El dulce sol del amor que vuestras tiernas corolas un día hizo estallar 
¡fue, sin duda, su divino corazón!

¡Oh que inefables cuidados y qué exquisitas ternuras,  cuánto amor, oh niños recién nacidos, os prodiga aquí en la tierra 
la Iglesia, que es nuestra Madre! 
En sus brazos maternales fuisteis 
a Dios ofrecidos como cándidas primicias. Eternamente seréis del hermoso 
y azul cielo las delicias.

Componéis vosotros, niños, 
el cortejo virginal que sigue al dulce Cordero, y podéis cantar también -¡asombroso privilegio!- el cántico de las vírgenes canto nuevo. Sin combatir ni luchar como los conquistadores, su misma gloria alcanzasteis: el Salvador os ganó la victoria y la corona, 
¡oh graciosos vencedores!

No luce en vuestras cabezas 
luz de brillantes preciosos, sólo el reflejo dorado de vuestros sedosos bucles, 
que a los bienaventurados embelesa... 
¡Todo es vuestro <2>, los tesoros 
de todos los elegidos, sus palmas y sus coronas! En el cielo, sus rodillas <3> 
son vuestros más ricos tronos, ¡niños santos!

Junto a los angelitos jugáis al pie del altar, vuestros cantos infantiles, ¡oh encantadoras ras falanges!,  son el encanto del cielo, 
¡dulce encanto! Dios os cuenta cómo hizo los pájaros y los vientos <4> y las rosas. 
Ningún genio hay en la tierra que sepa 
lo que vosotros,  pequeñines.

Alzando del firmamento el velo azul, misterioso, cogéis en vuestras manitas <5> las estrellas de mil luces. 
Cuando cruzáis el espacio, 
a vuestro paso dejáis  una hermosísima 
estela argentada. Cuando miro por la noche 
la brillante Vía Láctea,  
me parece en ella veros a vosotros.

A los brazos de María corréis tras de vuestros juegos, y escondiendo vuestras rubias cabecitas infantiles bajo su velo estrellado, 
os dormís... Gusta el inmenso Señor, 
¡oh pequeños traviesillos!, de vuestra infantil audacia:  ¡os atrevéis a llenar de besos y caricias su augusta, adorable faz!, 
¡qué favor!

El Señor me dio en vosotros, dulces santos inocentes,  un acabado modelo. 
Yo quiero en la tierra ser vuestra imagen, niños míos pequeñitos. 
Ayudadme a conseguir las virtudes de la infancia: me encanta vuestro candor, 
vuestro abandono perfecto 
y vuestra amable inocencia 
cautivan mi corazón.

¡Oh, mi Señor, tú conoces estos ardientes deseos de mi alma desterrada! Lirio hermoso de los valles, para ti segar quisiera lirios henchidos de luz... Busco y quiero para ti capullos de primavera, el agua de tu bautismo vierte sobre ellos, Señor, 
¡y luego ven a cortarlos!

Quiero aumentar la falange de los santos inocentes, mi alegría y mis dolores cambio por almas de niños.  ¡Oh Rey de los elegidos!, quiero entre esos inocentes tener también yo mi puesto: como ellos quiero besar tu dulce rostro, Jesús, en el cielo. 


FOTOGRAFÍA DE TRES DE LOS CUATRO HERMANITOS DE SANTA TERESITA FALLECIDOS 
A TEMPRANA EDAD,  ERAN CUATRO, PERO DE UNO DE ELLOS 
NO SE CONSERVAN FOTOGRAFÍAS

NOTAS 

Fecha: 28 de diciembre de 1896. - Compuesta: espontáneamente para ella misma. - Publicación: HA 98 (con el título de «A mis hermanitos del cielo, los Santos Inocentes»), cuatro versos retocados, - Melodía: La rose mousse, o bien Le fil de la Vierge.

Desde el verano de 1896, en que descubre los textos más bellos sobre la infancia, Teresa piensa mucho en los Inocentes. Durante sus ejercicios espirituales del mes de septiembre, pinta, en dos ejemplares, una estamparecuerdo de sus cuatro hermanitos y hermanitas muertos de niños. Al dorso, escribe unos versículos de la Sagrada Escritura sumamente significativos (cf Est 5 y 6). 
A la luz de estos versículos, las estrofas de esta poesía proclaman la misericordia gratuita, que Dios ha desplegado en favor de unos niños que nunca llegaron al uso de razón y para los que «el Salvador», y sólo él, «ganó la victoria». 
Diez años antes, sus «hermanitos del cielo» habían liberado a Teresa del tormento de los escrúpulos (Ms A 44rº); hoy su ejemplo la salva de la angustia de las «manos vacías» (CA 23.6).

<1> El tema de esta poesía no es el de unos niños mártires: es Jesús, y no el perseguidor, quien corta sus lirios. La referencia de HA 98 a los Santos Inocentes es, pues, inexacta.

<2> Cf Cta 182, que remita a la Oración del alma enamorada de san Juan de la Cruz.

<3> Para Teresa y Celina, habrá algo mucho mejor que las «rodillas» de los elegidos: las del propio Jesús... Cf Cta 211+, un billete contemporáneo de P 28; y P 11,54.

<4> Preciosa imagen poética para expresar la idea de que Dios concede su reino a los pequeños y no a los sabios...

<5> Estas imágenes cósmicas son tanto más fuertes cuanto que se está hablando de niños; cf RP 2,7rº. 

Fuente: Obras completas, santa Teresa de Lisieux, poesías

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