SANTA INÉS |
Cristo es mi amor,
él es toda mi vida,
él es el prometido
que enamora mis ojos.
Oigo vibrar la nota melodiosa
de su armonía suave.
Engalanó mi mano
con perlas nunca vistas
y colgó de mi cuello
collares de gran precio.
Los diamantes preciosos
que veis en mis orejas
regalo son de Cristo.
Estoy toda adornada
de rica pedrería
y fulgura en mi dedo
el anillo nupcial.
Él quiso recubrir
de perlas luminosas
mi manto virginal.
Yo soy la prometida
de aquel a quien los ángeles,
temblando, servirán eternamente,
cuya alabanza cantan
sol y luna y su belleza admiran
Es el cielo su imperio
y su ser es divino.
Una virgen por madre
escogió aquí en la tierra.
Su padre es el Dios vivo
que no tiene principio
y es espíritu puro.
Cuando amo a Cristo
y cuando yo le toco,
se hace mi corazón
más puro y limpio
y me vuelvo más casta.
El beso de su boca
me da el dulce tesoro
de la virginidad.
Sobre mi frente ha impreso
ya su sello, a fin de que otro amante
no se acerque ya a mí.
Mi amable Rey sostiene
con su divina gracia
mi débil corazón.
De su sangre preciosa
me siento empurpurada,
y gusto ya en mi alma
las delicias del cielo.
De sus labios sagrados
recojo leche y miel.
A nada tengo miedo,
ni al hierro ni a las llamas,
nada turbar ya puede
mi inexpresable paz.
Y este amor, cuyo fuego
el alma me consume,
nunca se apagará...
NOTAS P 26 - RESPONSORIO DE SANTA INÉS
Fecha: 21 de enero de 1896. - Compuesto para: madre Inés de Jesús, priora, para su santo. Publicación: HA 98 («Cántico de santa Inés»), once versos corregidos. - Melodía: Le Lac, o bien Himne à l'Eucharistie.
Resplandeciente como una novia que se adorna para su Esposo: así se nos muestra Teresa a través de este poema. Con él termina un año de paz, de amor y de luz. Ese mismo 21 de enero, entrega a la madre Inés su primer cuaderno autobiográfico. Aunque en estilos diferentes, el Manuscrito y el este poema no cantan sino un mismo Magnificat.
En 1887, no era más que el comienzo de los esponsales. Hoy, en 1896, después de un año de plenitud que toca a su fin, los esponsales se realizan en secreto. Pronto se va a escuchar la «primera llamada», trágica, ¿qué duda cabe?, pues se trata de una hemoptisis, pero gozosa «como un dulce y lejano murmullo que me anunciaba la llegada del Esposo» (Ms C 5rº).
Teresa lo indica expresamente en el título: quiere traducir los Responsorios del Oficio de santa Inés [El título original del poema reza así: «Responsorios de santa Inés». N. del T.]. La liturgia de la joven mártir (muerta hacia el 305) se remonta a una gran antigüedad: siglos VII-VIII. Teresa asimiló el texto hasta el punto de revitalizar su simbolismo desde el interior, como puede comprobarse haciendo una sinopsis lineal del poema con sus diversos modelos (cf Poésies, II, p. 180ss). La transcripción de Teresa es de especial calidad. Habría que observar cómo se transforman las palabras al pasar del modelo al poema; como, gracias a una admirable organización poética, Teresa va elaborando su miel sirviéndose de todas las imágenes dispersas en el texto latino, para desplegar esa gran visión de un movimiento armónico.
Fuente: Obras completas, santa Teresa de Lisieux, poesías
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