CELIA GUERIN Y LUIS MARTÍN, PADRES DE SANTA TERESITA |
Al señor Martin
J.M.J.T.
Jesús + Carmelo, 25 de agosto de 1888
Querido papaíto:
Por fin, ha llegado el día en que tu Reina puede felicitarte tu santo en todos los tonos, ya que está en el Carmelo en compañía de tus joyas: el Diamante y la Perla fina...(sus hermanas, Paulina y María).
¡Pobre Reinecita! Debiera hacerse a un lado para dejar paso a las espléndidas alhajas de su Rey; pero la verdad es que no puede, resignarse a ello. También ella tiene su título y puede mostrarlo a quien quiera verlo, está sellado por la mano misma de su Rey: Reina de Francia y de Navarra. No tiene otra cosa, pero creo que basta para ser admitida a la presencia de su Rey. Por lo demás, nadie intenta disputarle su derecho, que hasta en el extranjero le reconocen: en Italia, en Roma, todos sabían que la Reina estaba allí...
Mi querido Rey, tu reinecita querría tener magníficos presentes que ofrecerte, pero no tiene nada. Además, ella no es nada fácil de contentar. Todos los palacios del Vaticano, cargados de regalos, no le parecerían lo bastante bellos para su Rey. Ella sueña con algo más regio, necesita tesoros inmensos, horizontes infinitos.
Lo que ella quisiera dar a su Rey no se encuentra aquí en la tierra, sólo Jesús lo posee. Por eso va a pedirle que colme a su Rey de alegrías celestiales. A un padre que no es de la tierra nada terreno puede llenarlo.
Ya ves, querido papaíto, que aunque parece que no te ofrezco nada, te hago un magnífico regalo; si no cautiva tus ojos, cautivará al menos tu corazón, porque espero que Dios escuche mi plegaria.
Sin embargo, papaíto querido, aun diciéndote que sólo deseo cautivar tu corazón, te mando una estampita pintada por tu reina.
Espero que, a pesar de mi escaso talento, te guste; la Perla fina ha querido ayudarme con sus consejos de artista y compuso el precioso dibujo, pero se empeñó en que la pintase yo sola.
El mérito no es mucho; pero mi impericia es tan grande y mi Rey tan indulgente, que espero darle un poquito de gusto enviándole esta estampita.
Hasta pronto, papaíto querido. Si tu Reina no está hoy a tu lado, no te quepa la menor duda de que lo está con el pensamiento y con el corazón, te desea la mejor de las fiestas que hayas tenido nunca en tu vida, y te abraza con todo su corazón.
Tu Reinecita,
Teresa del Niño Jesús
Fuente: Obras completas, santa Teresa de Lisieux, cartas.
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