viernes, 20 de julio de 2018

MIS DESEOS JUNTO A JESÚS ESCONDIDO EN SU PRISIÓN DE AMOR


Llavecita, yo te envidio, 
porque puedes cada día 
abrir y cerrar la puerta
de la cárcel donde mora 
el Dios hecho Eucaristía. 
Mas ¡oh dichoso milagro!, 
por la virtud de mi fe 
y de mi amor también puedo 
el tabernáculo abrir 
y en él esconderme yo <1> 
cerca de mi amado Rey.

 Quisiera en el santuario 
junto a mi Dios consumirme, 
y, como tú, lamparilla,  
brillar siempre en el misterio. 
¡Oh qué dicha!, yo también 
unas llamas tengo en mí, 
y con ellas ganar puedo 
para Jesús muchas almas 
y abrasarlas en su amor...

 En cada aurora te envidio, 
piedra santa del altar. 
Como un día en el establo, 
veo en ti nacer a Dios. 
Atiende mi humilde ruego, 
ven a mi alma, mi Señor. 
Lejos de hallar piedra fría, 
en ella hallarás el eco 
de tu propio corazón.

 Corporales, rodeados 
de ángeles, también yo 
envidia os tengo a vosotros. 
Como los limpios pañales, 
envolvéis a mi Jesús, 
mi único y solo tesoro. 
Mi corazón cambia, ¡oh Virgen!, 
en corporal puro y bello, 
para poder recibir la hostia 
blanca do se esconde 
tu amado y dulce Cordero.

 Patena santa, te envidio.  
En ti viene a reposar Jesús, 
el Verbo hecho carne. 
¡Que su infinita grandeza 
se digne abajarse a mí...! 
Jesús colma mi esperanza 
sin esperar a que llegue 
la tarde de mi destierro. 
¡Viene a mí! Con su presencia 
me hace su custodia viva... 

 Yo quisiera ser el cáliz 
en el que adoro la sangre 
de mi Dios y Salvador. 
Mas puedo en la santa Misa 
recogerla cada día.
A Jesús le gusta mi alma 
más que los vasos de oro. 
El altar es un Calvario 
donde por mí y para mí 
se derrama gota a gota 
toda su sangre divina.

 ¡Oh Jesús, viña sagrada!, 
lo sabes, mi Rey divino: 
soy un racimo dorado <2>  
que han de arrancar para ti. 
Exprimida en el lagar 
del oscuro sufrimiento, 
yo te probaré mi amor. 
Mi único gozo será 
inmolarme cada día.

 ¡Oh qué suerte para mí! 
Fui contada entre los granos 
de maduro y puro trigo 
destinados a perder
 por Jesús su ser y vida. 
¡Oh exquisito arrobamiento! 
Tu esposa querida soy, 
ven, mi Amado, vive en mí. 
¡Ven, tu belleza me encanta, 
ven a transformarme en ti! 



NOTAS  - MIS DESEOS JUNTO A JESÚS ESCONDIDO EN SU PRISIÓN DE AMOR

Fecha: otoño (?) 1895. - Compuesta para: sor San Vicente de Paúl, a petición suya. - Publicación: HA 98 con el título «Mis deseos al pie del tabernáculo»), siete versos corregidos. - Melodía: Par les chants les plus magnifiques, o bien la Glosa de santa Teresa «Je meurs de ne point mourir».

En este poema eucarístico-litúrgico, Teresa no deja volar la inspiración. Es una meditación en un tono sumamente sobrio, centrada en los objetos de culto, de los que habla como si fueran palabras o imágenes de la Sagrada Escritura. Tan sólo en la última estrofa da rienda suelta al amor y al entusiasmo.


La fe de Teresa la lleva a descubrir la forma de hacer realidad sus «deseos»: «Mas yo puedo...» No tiene ningún motivo para «envidiar» a la llave del sagrario, a la lámpara, a la piedra del altar, o a los vasos sagrados. Ella tiene más valor, ella es incomparablemente más valiosa que esos objetos inanimados. La «esposa» se asocia al sacrificio como víctima, aun cuando esta palabra no se pronuncia, y con «arrobamiento». 


<1> Jesús escondido en la hostia, en el sagrario, es uno de los temas favoritos de la santa del Dios escondido: cf Cta 140; numerosas referencia en las Poesías y en RP.


<2> Primero de los tres anuncios de la «pasión» de Teresa bajo el símbolo del «racimo», junto con RP 5,2rº y Ms A 85vº (escudo de armas).


Fuente: Obras completas, santa Teresa de Lisieux, poesías









 

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