El Carmelo, 22 de octubre de 1889
Jesús +
Mi querida Celina:
¡Si supieras la pena que tengo al pensar que he dejado pasar el 21 sin felicitar el santo a mi Celina..! ¿Habrá dudado Celina del corazón de su Teresa...? Y sin embargo, hacía mucho tiempo que pensaba en esa fiesta tan querida; pero la vida del Carmelo es tan eremítica, que la pobre solitaria nunca sabe en qué día vive...
Celina, este olvido me ha dolido en el alma. Pero, ya ves, pienso que este año Jesús ha querido que nuestro santo sea el mismo día: ¿no es hoy la octava de santa Teresa? Sí, Celina, santa Teresa es también tu patrona, pues tú eres ya su hija querida... ¿Sabes una cosa? Esta pena que tengo hoy, yo la miro como algo dispuesto por Jesús. Porque él se complace en sembrar así de pequeñas penas nuestra vida... CELINA |
Te envío una hermosa estampa de la Santa Faz que nuestra querida Madre me dio hace algún tiempo. Creo que le cuadra tan bien a María de la Santa Faz (1), que no puedo guardarla para mí. Hace ya mucho tiempo que pensaba regalársela a mi Celina..., a mi Celina del alma... Que María de la Santa Faz sea otra Verónica que enjugue toda la sangre y las lágrimas de Jesús, su único amado; que le gane almas, sobre todo las almas que ella ama (2); que se empeñe con toda el alma en desafiar a los soldados, es decir al mundo, para llegar hasta Él...
¡Qué feliz será cuando un día pueda contemplar en la gloria la bebida misteriosa con que habrá apagado la sed de su Prometido celestial, cuando vea que sus labios, antes resecos, se abren para decirle la palabra única y eterna del amor..., el gracias que no tendrá fin...!
Hasta pronto, pequeña Verónica del alma. Mañana, sin duda, el Amado nos pedirá un nuevo sacrificio, un nuevo alivio para su sed. Pero ¿qué importa? Muramos con él...
Felicidades, Celina querida...
Tu pobre hermanita,
Teresa del Niño Jesús de la Santa Faz.
No te olvides de coger una florecita-Celina (3), es mi corazón quien te la ofrece...
Flores de áster |
NOTAS
1 Nombre dado espontáneamente por Teresa a Celina. Cf Cta 149, 174 y 183; Or 12, infra, n. 1.
2 Las almas de los sacerdotes.
3 El áster, que florece en octubre. Cf Cta 124 y 132.
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