jueves, 13 de septiembre de 2018

MI CIELO

 Festividad del Ssmo. Sacramento 7 de junio de 1896.
 

Para poder soportar el destierro 
de este valle de lágrimas, 
de mi amado Salvador necesito la mirada. 
Esa mirada divina, llena de amor, 
me revela sus inefables encantos, 
nuncios de la dicha eterna. 
Y mi Jesús me sonríe cuando por él suspiro,  
y entonces ya no siento la prueba de la fe. 
La mirada de mi Dios y su inefable sonrisa ¡son mi cielo para mí!
 

Mi cielo es atraer sobre las almas, sobre mi Madre la Iglesia <1> y mis hermanos,  las gracias de Jesús y sus divinas llamas que abrasan y que alegran del hombre el corazón. Todo puedo obtenerlo cuando, allá en lo secreto, a mi divino Rey le hablo, 
corazón a corazón. 
Esta íntima oración cerquita del santuario 
¡es mi cielo para mí!

Mi cielo está escondido en la pequeña hostia en que Jesús, mi Esposo, se oculta por amor. Y de este divino horno quiero sacar mi vida, mi Salvador está en él y me escucha noche y día.  ¡Oh dichosísimo instante, cuando en tu inmensa ternura  vienes a mí, Amado mío, para transformarme en ti!  
Esta inefable embriaguez y esta unión de corazones ¡son mi cielo para mí!

Mi cielo es sentir en mí la semejanza de Dios, que con un soplo potente <2> a su imagen me creó.  Mi cielo es permanecer en su presencia divina, y llamarla Padre mío, y ser y sentirme su hija. En sus divinos brazos no temo la tormenta. ¡Es toda y mi sola ley el abandono completo <3>!  Dormitar sobre su pecho, 
muy cerquita de su cara 
¡es mi cielo para mí!

Mi cielo yo lo he encontrado en la santa Trinidad, que, prisionera de amor, habita en mi corazón. Contemplando allí a mi Dios, 
yo le repito, sin miedo, que quiero amarle 
y servirle hasta mi postrer aliento. 
Es mi cielo sonreír a ese Dios al que adoro cuando él se quiere esconder para probar 
mi fe. Sonreír mientras espero 
a que él mi mire otra vez  
¡es mi cielo para mí!
 

(Pensamientos de sor san Vicente de Paul,  puestos en verso por su hermanita sor Teresa del Niño Jesús.)


NOTAS 

Fecha 7 de junio de 1896. - Compuesta para: sor San vicente de Paul, a petición suya. Publicación: HA 98, tres versos corregidos. - Melodía: Himne à l'Eucharistie.

Poesía algo melancólica, pero iluminada por una sonrisa y llena de confianza, sin duda para responder a los «pensamientos» de la destinataria. La «mirada llena de amor» de Jesús, el «corazón a corazón» con él en una oración que se hace intercesión por la Iglesia, La «unión de corazones» en la Eucaristía transformante, la «semejanza» filial, el «abandono completo» en el Corazón del Padre, la inhabitación de la «santa Trinidad» en el corazón amante van siendo cantados uno tras otro en versos alejandrinos que a veces alcanzas una hermosa solidez.

Sin embargo, Teresa desliza en ellos discretamente (y con su propio nombre), al principio y al final, una evocación de su propia «prueba de la fe» (única mención en los escritos). Seguir, a pesar de todo, sonriendo al Dios que se esconde («redoblar las ternuras», P 29,4; hacerle toda suerte de cumplidos», CA 6.7.3): ésta será su respuesta hasta el último atardecer.

<1> Primera vez que aparece esta expresión que hará famosa el Ms B 3vº y 4vº.

<2> Sólo aquí se encuentra esta bella expresión -soplo-, que para Teresa es siempre sinónimo de suavidad y frescor primaveral.

<3> Esta palabra no había vuelto a aparecer en las Poesías desde P 2 (de abril de 1894); la encontraremos luego en siete ocasiones (PN 38; P 26, 28, 34).
 
Fuente: Obras completas, santa Teresa de Lisieux, poesías.
 

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