LUIS MARTÍN, PADRE DE TERESITA |
J.M.J.T.1
Domingo, 29 de abril de 1888
Querido papaíto:
¡Qué bueno eres con tu Reinecita! No pasa casi un día sin que ella reciba un presente de su Rey.
Gracias por todo, papaíto. ¡Si supieras cuánto te quiere la Huerfanita de la Berezina! [1] Pero no, sólo en el cielo lo sabrás. Allí es donde veremos bellas estatuas sobre bellas cornisas, y entonces sí que podremos, realmente, caer en éxtasis. Y además, ¡qué guía para hacernos visitar las maravillas del cielo! Pienso que muchos santos tendrán en su nimbo una cruz bizantina. Lo único que no veremos serán sarcófagos, porque en el cielo ya no habrá tumbas.
Papaíto querido, veo que ya va a ser la hora y te tengo que dejar, pero antes quiero abrazarte desde lejos con todo el corazón.
También la Perla fina te manda un fuerte abrazo. ¡Si supieras, papá, lo preciosa que es tu Perla fina! El brillante Diamante, la Bohemia, te abraza también de todo corazón.
Adiós y gracias, papaíto. Tu Reinecita, que por fin ha sido «sacada de debajo de la carreta» (2)
Teresa del Niño Jesús
NOTAS:
1 En esta primera carta que Teresa envía a su padre después de su entrada en el Carmelo el 9 de abril, acumula a placer los sobrenombres cariñosos que el señor Martin daba a sus hijas: «Reinecita» (que aparece cincuenta veces en las cartas de la postulante); «Huerfanita de la Berezina» (sacado de una novela que leían en los Buissonnets, «Perla fina», que era Paulina, «Diamante», María (del Sagrado Corazón) «Bohemia», que es también María.
2 Expresión local que quería decir: «Ya estás a salvo de los peligros del mundo» (Nota de la madre Inés).
Fuente: Obras completas, santa Teresa de Lisieux, cartas.
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