Habíamos hecho los preparativos para que comulgara al día siguiente. El sobrino de sor María Filomena ( el abate Troude) iba a entrar después de su primera Misa en el Carmelo para darle la comunión.
Pero al verla peor, temíamos que escupiese sangre después de medianoche y le pedíamos que rezase para que nada desagradable viniese a estropear nuestro proyecto. Ella respondió:
Sabéis bien que yo no puedo pedir eso..., pero pedidlo vosotras por mí... Sin embargo, esta noche acabé pidiéndoselo a Dios por complacer a mis hermanas y para que la comunidad no quedara decepcionada; pero en el fondo le dije todo lo contrario, le dije que hiciese lo que quisiera...
Y al vernos adornar la enfermería dijo:
¡Cuánto trabajo os tomáis para preparar todo lo necesario! ¡Así son las fiestas de la tierra! A las niñas que van a hacer la primera comunión se les lleva por la mañana su hermoso vestido blanco, y sólo tienen que ponérselo; nada saben del trabajo que los suyos se han tomado por ellas, sólo saben de alegría. No pasa lo mismo cuando se es mayor...
¡Cuánto trabajo os tomáis para preparar todo lo necesario! ¡Así son las fiestas de la tierra! A las niñas que van a hacer la primera comunión se les lleva por la mañana su hermoso vestido blanco, y sólo tienen que ponérselo; nada saben del trabajo que los suyos se han tomado por ellas, sólo saben de alegría. No pasa lo mismo cuando se es mayor...
Fuente: Obras completas, santa Teresa de Lisieux
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