martes, 22 de mayo de 2018

A SAN JOSÉ


 
Vuestra admirable vida en la sombra, José,
se deslizó humilde y escondida,
¡pero fue augusto privilegio vuestro
contemplar muy de cerca la belleza
de Jesús y María!


Estribillo:
José, tierno Padre,
protege al Carmelo.


Que en la tierra tus hijos
gocen ya la paz del cielo } bis


¡Más de una vez, el que es Hijo de Dios,
y entonces era niño y sometido en todo
a la obediencia vuestra, sobre el dulce
refugio de vuestro pecho amante
descansó con placer!


  Y como vos, nosotros, en la tranquila
soledad, servimos a María y Jesús,
nuestro mayor cuidado es contentarles,
no deseamos más.


  A vos, Teresa, nuestra santa Madre,
acudía amorosa y confiada en la necesidad,
y asegura que nunca su plegaria
dejasteis de escuchar.


 Tenemos la esperanza de que un día,
cuando haya terminado la prueba de esta vida,
al lado de María iremos, Padre, a veros.


Estribillo:
Bendecid, tierno Padre, nuestro Carmelo,
y tras el destierro de esta vida
¡reunidnos en el cielo! }bis

 

 
Notas:
Fecha: 1894. - Compuesta para: sor María de la Encarnación (Josefina Lecouturier), a petición de ésta. - Publicación: HA 98 (cinco versos corregidos). - Melodía: Nous voulons Dieu.


No sabemos nada acerca de las circunstancias de esta composición, pero data con seguridad de 1894. La vida escondida de san José, hecha de contemplación y de servicio a Jesús y a María, en pobreza y en soledad, es un buen ejemplo para las carmelitas (cf TERESA DE JESUS, Vida, cap. 6). 


Fuente: Obras completas, santa Teresa de Lisieux, poesías.

 

 

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