Vuestra admirable vida en la sombra, José,
se deslizó humilde y escondida,
¡pero fue augusto privilegio vuestro
contemplar muy de cerca la belleza
de Jesús y María!
Estribillo:
José, tierno Padre,
protege al Carmelo.
Que en la tierra tus hijos
Que en la tierra tus hijos
gocen ya la paz del cielo } bis
¡Más de una vez, el que es Hijo de Dios,
¡Más de una vez, el que es Hijo de Dios,
y entonces era niño y sometido en todo
a la obediencia vuestra, sobre el dulce
refugio de vuestro pecho amante
descansó con placer!
Y como vos, nosotros, en la tranquila
Y como vos, nosotros, en la tranquila
soledad, servimos a María y Jesús,
nuestro mayor cuidado es contentarles,
no deseamos más.
A vos, Teresa, nuestra santa Madre,
A vos, Teresa, nuestra santa Madre,
acudía amorosa y confiada en la necesidad,
y asegura que nunca su plegaria
dejasteis de escuchar.
Tenemos la esperanza de que un día,
Tenemos la esperanza de que un día,
cuando haya terminado la prueba de esta vida,
al lado de María iremos, Padre, a veros.
Estribillo:
Estribillo:
Bendecid, tierno Padre, nuestro Carmelo,
y tras el destierro de esta vida
¡reunidnos en el cielo! }bis
Notas:
Fecha: 1894. - Compuesta para: sor María de la Encarnación (Josefina Lecouturier), a petición de ésta. - Publicación: HA 98 (cinco versos corregidos). - Melodía: Nous voulons Dieu.
No sabemos nada acerca de las circunstancias de esta composición, pero data con seguridad de 1894. La vida escondida de san José, hecha de contemplación y de servicio a Jesús y a María, en pobreza y en soledad, es un buen ejemplo para las carmelitas (cf TERESA DE JESUS, Vida, cap. 6).
Fuente: Obras completas, santa Teresa de Lisieux, poesías.
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