viernes, 19 de octubre de 2018

TERESITA FELICITA A CELINA POR SU CUMPLEAÑOS, CARTA 127

A Celina  J.M.J.T. 
Jesús + El Carmelo, 26 de abril de 1891 
Querida Celina: 

Por cuarta vez tu Teresa te felicita el cumpleaños desde la soledad del Carmelo... ¡Y qué poco se parecen estas felicitaciones a las del mundo...! Lo que Teresa le desea a su Celina no es la salud, la felicidad, la fortuna, la gloria, etc. ¡No, no es nada de eso...! 

 

Nuestro pensamiento no está puesto en la tierra del destierro, nuestro corazón está donde está nuestro tesoro, y nuestro tesoro está allá arriba, en la patria, donde Jesús nos prepara un sitio junto a él. 


Y digo un sitio, y no unos sitios, porque no me cabe la menor duda de que, a quienes en la tierra no han sido más que un alma, les está reservado un mismo trono en el cielo... 

Juntas crecimos, juntas nos instruyó Jesús en sus secretos, en esos secretos sublimes que oculta a los poderosos y revela a los humildes, juntas también sufrimos en Roma; nuestros corazones estaban entonces estrechamente unidos, y la vida hubiera sido en la tierra el ideal de la felicidad si Jesús no hubiera venido de nuevo a estrechar más aún nuestros lazos. Sí, al separarnos, él nos unió de una manera que hasta entonces mi alma no conocía, pues desde aquel momento no puedo desear nada para mí sola sino todo para las dos... 


CELINA Y TERESITA

¡Ay, Celina...!, hace tres años nuestras almas no habían sido rotas todavía, aún era posible para nosotras la felicidad en la tierra. Pero Jesús nos dirigió una mirada de amor, una mirada velada por las lágrimas, y esa mirada se convirtió para nosotras en un océano de sufrimiento, pero también en un océano de gracias y de amor. 

Nos arrebató a aquel a quien amábamos con tanta ternura, de una manera aún más dolorosa que cuando nos llevó a nuestra madre querida en la primavera de nuestra vida. ¿Pero no fue para que pudiéramos decir con verdad: «Padre nuestro, que estás en el cielo»? ¡Qué consoladoras son estas palabras! ¡Y qué horizontes infinitos abren ante nuestros ojos...!

LUIS MARTIN, PADRE DE TERESITA

Celina, la tierra extranjera no tiene para nosotras más que plantas silvestres y espinas, ¿pero no es eso mismo lo que ofreció a nuestro divino Esposo? Por eso, ¡qué hermosa es también para nosotras la parte que nos ha tocado! ¿Y quién podrá decirnos lo nos reserva la eternidad...? 


Celina querida, tú que me hacías tantas preguntas cuando éramos pequeñas, me pregunto cómo es posible que nunca me hayas hecho ésta: 
«¿Y por qué Dios no me ha creado ángel?» Celina, voy a decirte lo que pienso: si Jesús no te ha creado ángel del cielo, es que quiere que seas un ángel en la tierra. 
¡Sí, Jesús quiere tener su corte celestial aquí en la tierra, como la tiene allá en el cielo! Quiere tener ángeles-mártires, quiere tener ángelesapóstoles, y con esa misma intención ha creado también una florecita que se llama Celina. Quiere que su florecita le salve almas, y para eso no quiere más que una cosa: que su flor le mire mientras sufre su martirio... Y ese misterioso intercambio de miradas entre Jesús y su florecita hará maravillas y dará a Jesús una multitud de otras flores (sobre todo un cierto Lirio marchito y ajado (1), que habrá que cambiar en rosa de amor y de arrepentimiento...)  



Celina querida, no te enfades porque te haya dicho que allá arriba en el cielo ocuparemos un mismo sitio las dos, pues, ¿sabes una cosa?, pienso que una pobre margarita puede brotar en la misma tierra que un lirio resplandeciente de blancura, y que una perlecita puede ser engastada al lado de un diamante y pedirle prestado su brillo... 


¡Celina, amemos a Jesús hasta el infinito, y de nuestros dos corazones hagamos uno solo para que sea más grande en amor...! 


Celina, contigo no terminaría nunca. ¡Ojalá comprendas todo lo que quisiera decirte para tus 22 años...! 


Tu hermanita, que no es más que una sola cosa contigo... 


(¿Sabes que, entre las dos, tenemos ahora 40 años? No es extraño que tengamos ya experiencia de tantas cosas, ¿no te parece?) 


Teresa del Niño Jesús de la Santa Faz nov. carm. ind. (2)

NOTAS 


1 El P. Jacinto Loyson, célebre ex carmelita que había apostatado de la fe, Teresita y Celina nunca dejaron de orar por él.


2 Teresa firma, por distracción, «novicia» en vez de religiosa. 

Fuente: Obras completas, santa Teresa de Lisieux, cartas

 

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