20 de octubre de 1890 Jesús +
Querida Celina:
Tu Teresa quiere felicitarte tu santo... Hace ya mucho tiempo que está pensando en él, así que este año no va a ser la última en hacerlo.
Celina, quizás ésta sea la última vez que se festeje tu santo en la tierra (1)... ¡Quizás...! ¡Qué esperanza tan dulce...! Tal vez el año que viene la humilde flor Celina, desconocida en la tierra, esté ya colocada sobre el corazón del Cordero divino; y entonces los ojos extasiados de los ángeles contemplarán, en vez de una pobre florecilla sin belleza, un lirio de una blancura deslumbrante...
CELINA, HERMANA DE TERESITA |
Celina, te mando dos Celinas (2) para tu santo. Tú sabrás comprender su lenguaje... Un mismo tallo las sostiene, un mismo sol las ha hecho crecer juntas, el mismo rayo hizo que se abrieran, y sin duda alguna ¡un mismo día las verá morir...!
Celina, el sol y la lluvia pueden caer sobre esa florecilla ignorada, sin ajarla. Nadie se preocupa por cogerla... Pero ¿acaso no es virgen también ella...? Sí, porque sólo Jesús la ha mirado, porque él la ha creado sólo para él... ¡Por eso es más feliz que la rosa brillante, que no es sólo para Jesús...!
Celina, te estoy felicitando tu santo de una manera poco común, se puede decir. Pero sé que comprenderás las palabras incoherentes de tu Teresa...
Celina, me parece que Dios no tiene necesidad de muchos años para realizar su obra de amor en un alma. Un rayo de su corazón puede, en un instante, hacer que su flor se abra para la eternidad...
Tu Teresa del Niño Jesús de la Santa Faz rel. carm. ind. (religiosa carmelita indigna)
NOTAS
1 Celina tiene problemas cardíacos. Cf Cta 104.
2 Dos flores de áster común (cf Cta 98) sostenidas por un mismo tallo. Aun se conservan prendidas encima de la palabra «Jesús» en el encabezamiento del autógrafo.
Fuente: Obras completas, santa Teresa de Lisieux, cartas
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