Navidad 1896
Hijita querida:
Si supieras cómo alegras mi corazón y el de mi pequeño Jesús, ¡qué feliz serías...!
Pero no lo sabes, no lo ves, y tu alma está triste. Quisiera poder consolarte; si no lo hago, es porque conozco el valor del sufrimiento y de la angustia del corazón. Hija mía querida, si supieras qué hundida estaba yo en la amargura al ver a mi tierno esposo san José volver triste hacia mí sin haber encontrado posada...
SAN JOSÉ BUSCA POSADA |
Me alegro de verte desear grandes cosas y te las estoy preparando todavía mayores... Un día vendrás con tu Teresa al cielo, te sentarás en el regazo de mi amado Jesús (4) y yo también te tomaré en mis brazos y te colmaré de caricias, porque soy tu madre, tu mamá querida.
María, la Reina de los ángeles(5)
NOTAS
1 El sobre llevaba esta dirección: «Envío de la Santísima Virgen a mi hija querida sin asilo en tierra extranjera».
2 Cf Cta 109, n. 1.
3 Cf Im II,11,4.
4 El «regazo de Jesús» o el «regazo de Dios»: sitio codiciado por Totó y Lili (Teresa y Celina) para cuando estén en el paraíso; Cf UC pp. 520 y 526.
5 Cf Cta 192 y su nota 2.
Fuente: Obras completas, santa Teresa de Lisieux, cartas.
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