Jesús + 9 de enero de 1897
Querida Madrecita, si supieras cómo me emociona ver cuánto me quieres... Nunca podré demostrarte mi gratitud aquí en la tierra... Espero irme pronto allá arriba (1). Y puesto que "Si hay un cielo, es para mí" (2), seré rica, tendré todos los tesoros de Dios, y él mismo será mi bien, y entonces podré devolverte centuplicado todo lo que te debo. ¡Qué alegría de sólo pensarlo...! Me duele mucho recibir siempre y nunca dar.
Hubiera querido no ver correr las lágrimas de mi Madrecita, pero me ha encantado ver el buen fruto que esas lágrimas produjeron, fue algo fantástico.
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MADRE INÉS DE JESÚS |
¡Qué hermosa, Madre mía, es la parte que te toca...! Es verdaderamente digna de ti, la privilegiada de nuestra familia; de ti, que nos muestras el camino como esa golondrina que vemos siempre a la cabeza de sus compañeras y que traza en el aire la ruta que debe conducirlas a su nueva patria.
¡Ojalá sepas comprender el cariño de TU hijita que quisiera decirte tantas tantas cosas!
NOTAS
1 Primera alusión explícita a su muerte próxima en la correspondencia de Teresa.
2 Probable alusión a este verso de SOUMET: «¿Para quién serían los cielos si no fuesen para mí?» (Jeanne d'Arc martyre). La variante introducida por Teresa: «Si hay un cielo» es una alusión velada a su prueba de la fe. Cf RP 3, 22rº/vº, que atribuye erróneamente este verso a d'Avrigny.
3 Es decir, desde que la madre Inés ya no es priora.
Fuente: Obras completas, santa Teresa de Lisieux, cartas.
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