Jesús + 16 de noviembre de 1896
Querida tía:
Es muy triste para su hijita tener que confiar a una fría pluma la misión de expresarle los sentimientos de su corazón... Tal vez me diga, sonriendo: «Pero, Teresita de mi alma, ¿me los expresarías más fácilmente con palabras...?» Querida tía, tengo que confesarlo, no, es verdad, no encuentro palabras que puedan expresar satisfactoriamente los deseos de mi corazón. El poeta que se atrevió a decir: «Lo que bien se concibe claramente se enuncia; para expresarlo, las palabras acuden fácilmente» (1), ese poeta, digo, ¡¡¡no sentía seguramente lo que yo siento en lo hondo de mi alma...!!!
Por suerte, tengo para consolarme al profundo P. Faber; él comprendía bien que las palabras y las frases de aquí abajo no son capaces de expresar los sentimientos del corazón, y que los corazones llenos son los que se encierran más en sí mismos.
LA SRA GUERIN, TÍA DE SANTA TERESITA |
Querida tía, voy a aburrirla con mis citas, tanto más cuanto que las cartas de mis cuatro hermanas (2) están ahí para desmentir mis palabras. De todas formas, querida tía, puede estar segura de que, a pesar de toda su elocuencia, ellas no la quieren más que yo, aunque yo no sepa decírselo en términos escogidos... Si ahora no me cree, un día, cuando estemos todos reunidos en el cielo, comprobará cómo la más pequeña de sus hijas no lo era en cariño y en gratitud y que sólo era la más pequeña en edad y en sabiduría.
Le ruego, querida tía, que pida a Dios que yo crezca en sabiduría, como el divino Niño Jesús. No es eso precisamente lo que hago, se lo aseguro; pregúnteselo, si no, a nuestra querida Mariíta de la Eucaristía, y ella le dirá que no miento. Cada día que pasa soy más torpe, y eso que pronto hará ya nueve años que estoy en la casa del Señor.
Debería estar, pues, ya muy avanzada en los caminos de la perfección, pero estoy todavía al pie de la escalera. Eso no me desalienta, y estoy tan alegre como la cigarra; estoy siempre cantando, igual que ella, esperando participar al final de mi vida de las riquezas de mis hermanas, que son mucho más generosas que la hormiga. Espero también, querida tía, ocupar un buen sitio en el banquete celestial, y le diré por qué: cuando los santos y los ángeles sepan que yo tengo el honor de ser su hijita, no querrán darme el disgusto de colocarme lejos de usted... Así, gracias a sus virtudes, gozaré de los bienes eternos. La verdad es que nací con buena estrella y mi corazón se deshace de gratitud hacia Dios, que me ha dado unos parientes como no hay otros en la tierra.
Y como soy una pobre cigarra, querida tiíta, que no tiene más que sus cantos (y que, además, por ser su voz muy poco melodiosa (3), sólo puede cantar en lo hondo de su corazón), cantaré mi canción más hermosa el día de su santo, y trataré de hacerlo con un acento tan conmovedor, que los santos, compadecidos de mi miseria, me darán tesoros de gracias que estaré encantada de ofrecerle. Tampoco me olvidaré de festejar con las riquezas de los santos a mi querida abuelita; y ellos serán tan generosos, que mi corazón no tendrá nada más que desear, y le aseguro, tía, que no es poco decir, pues mis deseos son muy grandes.
A mi tío le pido que le dé a usted un abrazo muy tierno de mi parte. Si Francis, Juana y Leonia quieren hacer otro tanto, cantaré una tonadilla para agradecérselo (y ni que decir tiene que no olvidaré a mi tío en mi alegre canción).
Perdóneme, tía querida, que le diga tantas cosas sin pies ni cabeza, y créame que la quiero con todo el corazón.
Teresa del Niño Jesús rel. carm. ind.
NOTAS
1 BOILEAU, Art poétique.
2 Sus tres hermanas y su prima, María Guérin.
3 ¿Habrá que concluir de ahí que Teresa no tenía buena voz? Es bastante probable; cf CG p. 917+e.
Fuente: Obras completas, santa Teresa de Lisieux, cartas.
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