viernes, 18 de enero de 2019

CARTA DE SANTA TERESITA AL ABATE BELLIERE, CARTA 198

 Al abate Bellière     J.M.J.T. 
Jesús + Carmelo de Lisieux, 
21 de octubre de 1896 


Señor abate: 
Como nuestra Reverenda Madre está enferma, me ha confiado a mí la misión de contestar a su carta. Lamento que usted se vea privado de las santas palabras que nuestra Madre le habría dirigido, pero me siento feliz de ser su intérprete y de comunicarle su alegría de saber la obra que Nuestro Señor acaba de operar en su alma. Ella continuará rezando para que él lleve en usted a su término su obra divina.  

ABATE BELLIERE

Pienso que es inútil decirle, señor abate, hasta qué punto comparto yo también la dicha de nuestra Madre. Su carta del mes de julio me había apenado mucho (1). Atribuyendo a mi poco fervor los combates que usted estaba librando, no cesaba de implorar para usted el auxilio maternal de la dulce Reina de los apóstoles. Por eso, mi consuelo fue muy grande al recibir, como ramo de flores para mi santo, la certeza de que mis pobres oraciones habían sido escuchadas (2)... 

Ahora que ha pasado la tormenta, doy gracias a Dios por haberle hecho pasar por ella, pues en los libros sagrados leemos estas hermosas palabras: «Dichoso el hombre que ha soportado la prueba», y también: «Quien no ha sido probado, poco sabe...». En efecto, cuando Jesús llama a un alma a dirigir y a salvar a multitud de otras almas, es muy necesario que le haga experimentar las tentaciones y las pruebas de la vida. Y ya que a usted le ha concedido la gracia de salir victorioso de la lucha, espero, señor abate, que el buen Jesús hará realidad sus grandes deseos. Yo le pido que usted sea, no solamente un buen misionero, sino un santo totalmente abrasado de amor a Dios y a las almas. Y le suplico que me alcance también a mí ese amor, a fin de poder ayudarlo en su labor apostólica. Usted sabe que una carmelita que no fuese apóstol se apartaría de la meta de su vocación (3) y dejaría de ser hija de la seráfica santa Teresa, la cual habría dado con gusto mil vidas por salvar una sola alma (4).  

No dudo, señor abate, que querrá unir también sus oraciones a las mías para que Nuestro Señor cure a nuestra venerada Madre. 
En los corazones sagrados de Jesús y de María, me sentiré siempre dichosa de llamarme 

Su indigna hermanita 

Teresa del Niño Jesús de la Santa Faz rel. carm. ind. 


 
NOTAS

1 El 21/7/1896, Mauricio Bellière había enviado desde Caen, donde había entrado en el cuartel en noviembre de 1895, un mensaje desesperado a la priora del Carmelo: «Estoy sumergido en una situación lamentable, y es preciso a toda costa que mi querida hermana, Teresa del Niño Jesús, me saque de ella; es preciso que haga violencia al cielo» (CG p. 871). 

2 El 14 de octubre, víspera de la fiesta de santa Teresa de Jesús, el abate Bellière escribía a la madre María de Gonzaga: «Gracias, Madre, por el auxilio que me prestó en un momento de angustia. La tormenta ya ha pasado, ha retornado la calma, y el pobre soldado ha vuelto a ser el seminarista de antes». Y añadía en un papel, hablando de Teresa: «Mañana es su santo» (CG p. 903). 

3 Cf SANTA TERESA DE JESÚS, C 3,10. 

4 Ibid. 1,2. Teresa copió esta frase en el rollo que tenía en la mano para la fotografía de julio de 1896 (VTL nº 29; cf CG p. 873+e). Y la volvió a usar en esa misma época en PN 35, estr. 4. 
 

Fuente: Obras Completas, santa Teresa de Lisieux, cartas.

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