París, Hotel de Mulhouse
Queridas hermanitas:
Celina no quiso que os escribiese ayer; sin embargo, no quiero que recibáis carta suya sin unas letras de vuestra Teresita. Ya veo que tengo una auténtica letra de gato, mas espero que no me riñáis, pues estoy muy muy cansada, todo da vueltas a mi alrededor.
Mañana ya no estaremos en Francia. No salgo de mi asombro ante todo lo que veo. En París hemos visto cosas muy hermosas, pero nada de eso da la felicidad. Celina os contará, si quiere, las maravillas de París; yo sólo os sé decir que pienso muchísimo en vosotras y que todas las maravillas de París no cautivan en manera alguna mi corazón.
Me parezco un poco a mi querida madrina, siempre tengo miedo a verme atropellada, me veo continuamente rodeada de coches... Queridas hermanitas, ninguna de las cosas tan bellas que veo me da la felicidad, y no la tendré hasta que no esté donde vosotras estáis ya... (se refiere al Carmelo)
Me he sentido muy feliz en Nuestra Señora de las Victorias (santuario del que era muy devota la familia Martín) ; recé mucho por vosotras y por mi querida Madre.
Quisiera escribir a mis primitas, pero otra vez será, pues tengo que escribir todavía a Leonia. ¡Pobre Leonia! ¿Qué es de ella?
Decidles, por favor, que las recuerdo mucho (a sus primas Juana y María Guerin).
En el Sagrado Corazón de Montmartre he pedido la gracia para Juana. Creo que ella lo entenderá.
No os olvidéis tampoco de mi tío y mi querida tía.
Adiós, QUERIDA madrina y QUERIDA confidente. Rogad por vuestra Teresita.
Espero que tengáis en cuenta que estoy escribiendo esta carta por la noche y muy cansada; la verdad es que, si no, no me atrevería a enviárosla.
Un abrazo de mi parte a mi querida Madre.
Fuente:
Obras completas, santa Teresa de Lisieux
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