noviembre-diciembre de 1882(?)
Querida Madre: Hace mucho tiempo que no la he visto; por eso me alegro mucho de escribirle para contarle mis cosillas.
Paulina me ha dicho que usted estaba de ejercicios, y quiero pedirle que ruegue al Niño Jesús por mí, pues tengo muchos defectos y quisiera corregirme.
Tengo que confesarme con usted. De un tiempo acá, contesto siempre que María me manda hacer alguna cosa.
Parece que cuando Paulina era pequeña y se excusaba ante mi tía de Le Mans, ésta le decía: «Tantos agujeros, tantas clavijas»,
pero yo soy todavía mucho peor.
Por eso, quiero corregirme y en cada agujerito poner una linda florecilla que ofreceré al Niño Jesús para prepararme a mi primera comunión. ¿Verdad, querida Madre, que usted pedirá eso a Dios para mí? Sí, ese hermoso momento llegará muy pronto, y cuando el Niño Jesús venga a mi corazón, ¡qué feliz me sentiré de tener tantas flores hermosas para ofrecerle! Adiós, querida Madre. La abrazo con la misma ternura con que la amo.
Su hijita, Teresita
Fuente: Obras completas, santa Teresa de Lisieux, cartas.
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