P. Roulland y santa Teresita |
Tú no estabas esta noche en la recreación. Nuestra Madre nos dijo que uno de los misioneros que se embarcaron con el P. Roulland había muerto antes de llegar a la misión. Este joven misionero había comulgado en el navío con las hostias del Carmelo que le dimos al P. Roulland... Y ahora ha muerto sin haber hecho ningún apostolado, sin haberse tomado ninguna molestia, por ejemplo la de aprender el chino.
Dios le ha concedido el martirio de deseo;
ya ves cómo El no necesita de nadie.
(Habla ahora su hermana Paulina (Sor Inés de Jesús):
Yo no sabía entonces que la madre María de Gonzaga le había dado por segundo hermano espiritual al P. Roulland.
Lo que acabo de referir se lo había escrito a ella el P. R., pero como nuestra Madre le había prohibido decírmelo, sólo me habló de lo que había oído en la recreación...
Para ella constituyó un gran sacrificio este silencio, de cerca de dos años, sobre sus relaciones con dicho misionero ...
Nuestra Madre le había pedido que pintase para él una estampa en pergamino. Como yo era su primera de oficio en la pintura, hubiera podido aprovechar la ocasión para pedirme consejo y así hacerme adivinar todo el asunto.
Pero, muy al contrario, se ocultaba de mí lo mejor que podía y venía a buscar a hurtadillas el bruñidor para sacar brillo al oro, que yo guardaba en mi mesa.
Luego lo devolvía cuando yo no estaba.
Sólo tres meses antes de su muerte le dijo nuestra Madre, por propia iniciativa, que me hablase libremente sobre ese tema y sobre cualquier otro.
Fuente:
Obras completas, últimas conversaciones, santa Teresa de Lisieux
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