Sólo puedo vivir de la verdad. Precisamente por eso, nunca he deseado tener visiones. En la tierra no se puede ver el cielo ni a los ángeles tal como son. Yo prefiero esperar a después de la muerte.
Yo nunca he obrado como Pilato, que se negó a escuchar la verdad. Yo siempre he dicho a Dios: Dios mío, yo quiero escucharte; por favor, respóndeme cuando te digo humildemente: ¿Qué es la verdad? Haz que yo vea las cosas tal cual son y que nunca me deje engañar por las apariencias.
Podemos decir muy bien, sin vanagloria, que hemos recibido gracias y luces muy especiales. Vivimos en la verdad; vemos las cosas bajo su verdadera luz.
Fuente: Obras completas, santa Teresa de Lisieux
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