Habiéndome levantado muy de madrugada, encontré a mi querida hermanita pálida y desfigurada por el sufrimiento y por la angustia. Me dijo:
«El demonio ronda a mi alrededor. No lo veo, pero lo siento... Me atormenta, me agarra como con una mano de hierro para impedirme tener el más ligero alivio, aumenta mis dolores para que me desespere... ¡Y no puedo rezar! Sólo puedo mirar a la Santísima Virgen y decir: ¡Jesús...! ¡Cuán necesaria es la oración de Completas: «Procul recedant somnia el noctium fantasmata»! Líbranos de los fantasmas de la noche.
Siento algo misterioso... Hasta ahora me dolía sobre todo el costado derecho; pero Dios me preguntó si quería sufrir por ti, y yo le contesté inmediatamente que sí... En ese mismo momento, comenzó a dolerme el costado izquierdo con increíble intensidad... ¡Sufro por ti, y el demonio no lo quiere!».
Profundamente impresionada, encendí un cirio bendito y poco después recobró la calma, pero sin que se le pasara ese nuevo sufrimiento físico.
Desde entonces, llamaba al costado derecho «el costado de Teresa» y al costado izquierdo «el costado de Celina».
CELINA Y TERESA Fuente: Obras completas, santa Teresa de Lisieux, últimas conversaciones. |
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