martes, 21 de mayo de 2019

MIRADAS DE AMOR A JESÚS (oración compuesta por santa Teresa de Lisieux)


Jesús, tus humildes esposas hacen el propósito de mantener los ojos bajos en el refectorio, a fin de honrar y de imitar el ejemplo que tú les diste en el palacio de Herodes (1). 

Cuando ese príncipe impío se burlaba de ti, Hermosura infinita, ni una sola queja salió de tus divinos labios, ni siquiera te dignaste posar en él tus ojos adorables. 

Ciertamente, divino Jesús, Herodes no merecía que lo miraras; pero nosotras, que somos tus esposas, deseamos atraer sobre nosotras tu mirada divina; te pedimos que nos recompenses con una mirada de amor (2) cada vez que nos privemos de levantar los ojos; y te pedimos también que no nos niegues tampoco tu dulce mirada cuando caigamos, pues no llevaremos cuenta (3) de nuestros fallos (4). 

Formaremos un ramillete que tú, así lo esperamos, no vas a rechazar. En esas flores verás nuestro deseo de amarte, de parecernos a ti, y bendecirás a tus pobres hijas.

¡Jesús, míranos con amor y danos tu dulce beso! Amén. 








NOTAS:
 

Doc.: CE II, 181 rº/vº. - Fecha: julio (?) de 1893. - Compuesta para: sí misma y para sor Marta de Jesús. - Publ.: HA 14, p. 267 (retocada); HA 53, p. 256.

Teresa compuso esta oración, probablemente en julio de 1893, para sor Marta de Jesús y para sí misma. Habían hecho la profesión en septiembre de 1890 y continuaban el noviciado bajo la dirección de la madre María de Gonzaga. En el Carmelo, con el fin de conservar el espíritu de soledad, incluso durante las comidas en comunidad, se recomendaba a las carmelitas que tuvieran siempre los ojos bajos. Teresa se somete a esta práctica ascética: ella vive en presencia de una persona, Jesús; por amor a él no desperdiciará «ni una sola mirada» (cf Ms B 4rº). Así se explica su exigencia sobre este punto, y no sólo respecto a sor Marta sino respecto a todas las novicias.

 <1> Lucas sólo habla del silencio de Jesús, pero para Teresa Cristo en la Pasión se identifica con la Santa Faz, con los «ojos bajos» (Cta 110, Cta 87; CA 5.8.7).

 <2> El tema de la «mirada de amor» es eminentemente teresiano, y probablemente lo tomó de san Juan de la Cruz. Esta mirada recíproca entre Jesús y el alma «esposa» es para Teresa como el símbolo de la vida contemplativa. 

 <3> A Teresa le repugna por temperamento eso de «llevar las cuentas». Si en julio de 1893 coge un «rosario de prácticas», lo hace «por caridad» con sor Marta (Cta 144); y reconoce que, en esa época, esa ascesis le es «de gran utilidad».

 <4> «... nuestros fallos»: el rasgo genial de esta oración de apariencia tan modesta, y ahí está una vez más el secreto de esa inversión teresiana que dinamizará el «caminito». Cf Prières, p. 66.



Fuente: Obras Completas, santa Teresa de Lisieux, oraciones.

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